martes, 18 de noviembre de 2008


Cuando uno dice si, acepto, sabe uno en realidad que es lo que está aceptando? Se pocas cosas, y todas tienen que ver con amar y ser amado, con respetarse y aceptarse. Ninguna de ellas tiene que ver con someterse, sino con aprender y tolerar. Será que amar no se trata de confundirse y perderse en el otro, será que se trata de dos individuos que crecen juntos. Aceptar al otro es tenerle fe, respetar sus tiempos sus espacios, entender sus silencios y esperar sus señales. Para aceptar primero hay que conocer lo que se ve del otro y lo que no se ve, y así puedo decir te conozco, y porque te conozco te elijo, y porque te elijo te acepto, y porque me aceptas soy feliz. También acepto la sorpresa porque siendo dos al volver a casa ya no encontrare todo como lo deje, habrá otro con su mundo, un mundo que engrándese el mío. Hay que saber cuál es el debe y el haber. Aceptar al otro es aceptar lo mejor de nosotros mismos, porque quien nos elije nos devuelve puro amor, amor por amor y a semejante amor por su puesto le digo, si acepto.

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